El hacer ejercicios muy
separados de la digestión, favorece de la siguiente manera:
• Disminuye síntomas gástricos y reduce el riesgo de sufrir cáncer de colon.
• Previene la obesidad.
• Facilita la digestión, favorece el tránsito intestinal regulando hábitos de evacuación y evitando el estreñimiento, disminuyendo el riesgo de cáncer de colon.
• Disminuye síntomas gástricos y reduce el riesgo de sufrir cáncer de colon.
• Previene la obesidad.
• Facilita la digestión, favorece el tránsito intestinal regulando hábitos de evacuación y evitando el estreñimiento, disminuyendo el riesgo de cáncer de colon.
No obstante, tomemos en
cuenta el proceso en la distribución en los recursos de energía del cuerpo para
esta actividad esencial.
La digestión es
el proceso que se desencadena en el organismo cuando comemos. Este proceso es
el que permite que aprovechemos al máximo los nutrientes que nos brindan los
alimentos. Este proceso requiere un tiempo y un desempeño de energía y recursos
por parte del organismo. Por este motivo la concentración de sangre mientras
estamos realizando la digestión disminuye, ya que aumenta en el aparato
digestivo, y por ello el resto del cuerpo dispone de menos riego sanguíneo,
esto es lo que hace que sea necesario tener cuidado a la hora de hacer deporte para no sufrir algunas
consecuencias.
Todas las actividades que
realizamos con nuestro cuerpo requieren un aporte extra de energía, lo que
lleva consigo un aporte mayor de sangre en esa parte, pues es necesario que los
músculos reciban el oxígeno suficiente para poder aprovechar al máximo la
energía. Por eso la digestión es un proceso en el que la acumulación de sangre en
estómago, intestinos, páncreas, hígado y demás órganos que componen el aparato
digestivo aumenta.
Por este motivo cuando comemos nos entra una sensación de relajación y
somnolencia, que se parece a una situación de letargo, ya que la actividad del
resto de partes del cuerpo disminuye.
El problema surge cuando a la
vez que realizamos la digestión llevamos a cabo otra actividad como por ejemplo
correr o realizar cualquier tipo de ejercicio físico en el que el esfuerzo
muscular sea elevado. Cuando ponemos a trabajar los músculos del cuerpo es necesario que éstos
reciban la sangre necesaria para
poder hacer frente a la actividad en cuestión. Sobre todo este aporte sanguíneo
es mayor cuanto más grande sea el músculo, por eso a la hora de realizar
actividades en las que las piernas están implicadas el requerimiento sanguíneo
es mayor, y por ello debemos tener en cuenta la incompatibilidad que se produce
con el proceso digestivo.
Cuanta más cantidad de
alimentos ingiramos a la hora de realizar actividades deportivas menos cantidad
de sangre tendremos a nuestra disposición para poder hacer frente a ese
ejercicio. Pero si forzamos a los músculos que intervienen en ese ejercicio a
seguir haciéndolo el resultado puede ser perjudicial para el organismo, ya que
sufriremos un traspaso de sangre que dejará el aparato digestivo sin apenas riego y congelará el proceso
digestivo provocando
una serie de trastornos y malestar en nuestro organismo.
Este es alguno de los riesgos
que podemos sufrir al hacer deporte con el estómago lleno. Entre otros está el
bajo rendimiento que obtendremos, ya que no nos encontraremos con la suficiente
fuerza para afrontar el ejercicio como es debido. Por ello lo más recomendable
es ingerir el alimento dos horas antes de realizar ejercicio,
de modo que el proceso digestivo haya concluido y no interferir así en la
cantidad de sangre que tenemos a nuestra disposición.
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